Otras observaciones han obligado
a cuestionar también la idea de que una fusión brusca de los hielos
de la Antártida conllevara la subida del nivel del mar varios
metros, en un futuro previsible. Los geólogos acaban de comprobar
que, de las cinco grandes corrientes de hielo que alimentan el mar de
Ross, no todas arrojan su contenido al océano. Una de las mayores,
cesó de operar hace unos 130 años, quizá porque perdió
lubricación en su base.
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